El término tiene su origen del latín "música" que a su vez deriva del término griego "mousike", el cual hace referencia a la educación del espíritu la cual era colocada bajo la advocación de las musas de las artes.
La música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte.
La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo; así, el flujo sonoro puede cumplir con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, etc.)
Los beneficios de tocar un instrumento
Practicar de
forma habitual mejora las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o
la inteligencia espacial…
Durante la última década se ha generalizado la investigación con
músicos profesionales para el estudio de la plasticidad del cerebro.
El motivo parece claro: para lograr una gran velocidad en los
dedos, un músico necesita un gran entrenamiento mental.
Un estudio realizado hace varios años ya concluía que un buen
pianista o violinista pueden llegar a practicar 7.500 horas antes de cumplir 18
años.
Mejorar la inteligencia
Jäncke propone la música como terapia neuropsicológica, ya que
mejora, sin duda, las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la
inteligencia espacial (capacidad para percibir de forma detallada el mundo y
formar imágenes mentales de los objetos).
Esta última es fundamental para los pensamientos de la vida
cotidiana, desde solucionar problemas matemáticos complejos hasta envolver el
almuerzo diario.
Un estudio llevado a cabo con niños de seis años, a quienes se
enseñó a tocar un instrumento durante 15 meses seguidos, demostró que, al final
del entrenamiento musical, todos los menores experimentaron cambios en su
anatomía cerebral.
Las áreas usadas para procesar la música resultaron ser mayores
y más activas.
Terapia musical
Las regiones del cerebro implicadas en el procesamiento de la
música también son necesarias para otras tareas, como la memoria o habilidades
del lenguaje.´
Por tanto, “si la música tiene una fuerte influencia en la
plasticidad del cerebro, es posible que este mismo efecto pueda utilizarse para
mejorar el rendimiento cognitivo”, asegura Jäncke.
Por este motivo, propone aprender a tocar un instrumento como
terapia neurocognitiva. Uno de los estudios más importantes en este sentido lo
realizó Teppo Sarkamo, neurólogo de la universidad de Helsinki, en 2008.
En él, intentó examinar si escuchar música a diario aumentaba
las probabilidades de recuperar las funciones neurocognitivas y del estado de
ánimo tras un accidente cerebrovascular (ictus).
Los resultados mostraron una mejora significativa en la
recuperación de la memoria verbal y de la capacidad de atención.
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